El Forjista

Revolución libertadora

El gobierno de Aramburu

Las 62 Organizaciones

El sindicalismo opositor convocó a un paro para el 27 de septiembre de 1957, razón por la cual Aramburu suspendió la reunión que iba a mantener con ese sector, unos días antes se había reunido con los sindicalistas oficialistas.

Los gremios que apoyaban al gobierno dieron a conocer un comunicado donde se oponían a la huelga, decían en el escrito: “No podemos permitir que grupos cuya representación gremial es cuestionable y cuya filiación totalitaria es muy evidente, aprovechen estas circunstancias para cumplir los planes delineados en comandos que dirigen desde el exterior el sabotaje, combinando estas maniobras con núcleos totalitarios de heterogénea composición…Por ello denunciamos dicho paro como una provocación que no se debe tolerar ni admitir desde ningún punto de vista”. (83)

Este documento fue firmado por 32 gremios que a partir de ese momento se autodenominaron los “32 gremios democráticos”, en tanto que los 62 gremios que habían convocado al paro se reunieron en el gremio de Luz y Fuerza proclamando su solidaridad con el paro de telefónicos y telegrafistas, su condena a la prórroga de los convenios colectivos y la reglamentación del derecho de huelga, más tarde se conocerá a esta agrupación como “las 62 organizaciones gremiales peronistas”.

La intervención de la CGT emite una declaración en relación con la huelga de las 62 organizaciones: “Con la irresponsabilidad que siempre los ha caracterizado un grupo de dirigentes ha decretado una huelga general para el día de mañana…Estos señores, que por extraña coincidencia son los mismos que desde hace una década gobiernan ciertos gremios. Política y discrecionalmente, no perderán nada con la huelga que decretan: están muy bien pagados por los mismos a quienes dejarán sin jornal mañana… Ellos no trabajan en fábricas. Ellos no pueden ser sancionados. Esta es la causa por la cual tan desaprensivamente ordenan las huelgas”.

Aún cuando el paro fue declarado ilegal por el gobierno el mismo se hizo sentir en las zonas fabriles y se produjeron inconvenientes en el transporte, incluso el paro tuvo repercusión en algunos gremios en que la jefatura sindical no había adherido, como ocurrió con los portuarios y los gráficos. El ministro de Trabajo señalaba que era posible despedir a quienes habían adherido al paro, alentando de esa manera a las empresas a adoptar dicha medida.

Otra vez fue posible verificar la militarización que promovía el gobierno porque fuerzas militares recorrían los centros considerados vitales y se dispuso que soldados condujeran el transporte público.

Las 62 organizaciones denunciaron la detención de 65 trabajadores y remarcaron que la medida se hizo sentir en los principales centros urbanos como Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán y San Juan.

Unos días después del paro, las 62 publicaron un documento cuestionando duramente la política sindical del gobierno: “No existe causa alguna que justifique el estado de sitio…La inflación es el resultado de la desenfrenada voracidad de los monopolios capitalistas, solamente preocupados en acrecentar sus ganancias mediante la mayor explotación de los obreros y el aumento constante de los precios…Frente a la actitud sindical el Gobierno ha contestado a) Con el decreto reglamentando las huelgas pero en la práctica prohibiéndolas b) con el decreto de incentivación, que en la práctica es el trabajo a destajo…c) Allanamiento de hogares de dirigentes y militantes gremiales, detenidos a disposición del Poder Ejecutivo en la implantación nuevamente del Estado de Sitio”. (84)

El 10 de octubre Aramburu recibe por separado a los dos sectores sindicales en que quedó dividido el sindicalismo, las 62 le plantean el tema de los conflictos que se estaban desarrollando en ese momento en particular el telefónico, también le plantearon el levantamiento del Estado de Sitio, cuestionaron la reglamentación del derecho de huelga y plantearon la necesidad de un aumento general y la libertad de los detenidos.

El Ministro de Trabajo Dr. Guevara explicó la motivación por la cual el gobierno reglamentó el derecho de huelga asumiendo una particular posición al respecto: “La huelga es un medio violento de lucha al cual no se puede acudir sino en caso de extrema necesidad”.

Mientras que Aramburu salía a explicar la razón del Estado de Sitio diciendo que la misma no estaba destinada a los trabajadores a pesar que se había dispuesto por el paro telefónico: “Es en cambio para aquellos que quieren subvertir el país, para los agitadores y los embanderados en las cuestiones políticas inconfesables”. (85)

Para los tiranos que conducían la denominada “libertadora” el paro era una medida violenta y los trabajadores intentaban subvertir el orden que los golpistas vinieron a instaurar con represión y persecuciones.

Al no haber respuesta a sus reclamos las 62 organizaciones convocaron a un paro de 48 horas para el 22 de octubre, a los ya habituales reclamos incluyeron la cuestión que aún había detenidos gremiales que no habían sido liberados y que recientemente se habían intervenido nuevos sindicatos como el caso de ATE. De inmediato los 32 gremios oficialistas se declaran contrarios al paro.

El paro se desarrolló con una buena adhesión en las zonas fabriles, los datos del gobierno decían que se había producido un ausentismo del 50 % lo que da una idea que la medida había sido considerable, el Poder Ejecutivo respondió interviniendo varios sindicatos como UTA, marítimos, aceiteros y gastronómicos, mientras que en varios gremios se denunciaron gran cantidad de despidos.

Luego del fracasar el intento de unificación de los dos grupos en que estaba dividido el sindicalismo, las 62 Organizaciones convocaron a un Congreso Normalizador que se desarrolló en la localidad serrana de La Falda en la Provincia de Córdoba, los 32 gremios oficialistas fueron invitados pero no concurrieron.

El plenario dio inicio el 28 de noviembre de 1957 y convirtió en un hito fundamental en la historia de luchas del movimiento obrero argentino, tanto por las condiciones desfavorables en que se desarrolló como por la aprobación de un programa que sirvió de guía para las luchas futuras de la clase trabajadora.

Fue elegido presidente del Congreso el dirigente de la CGT de Córdoba Atilio López y como vicepresidente Jorge del Río dirigente de Luz y Fuerza.

El programa del congreso de La Falda planteaba temas esenciales como la estatización del comercio exterior, integración con los pueblos latinoamericanos, fomento del consumo interno, nacionalización de las fuentes de energía, expropiación de los latifundios, control obrero de la producción, fin de las inhabilitaciones políticas y gremiales, y muchas otras medidas fundamentales que iban en el sentido contrario al que se dirigía la “revolución libertadora”.

El documento emitido por el Congreso comenzaba diciendo: “El golpe del 16 de septiembre de 1955 encontró inmediata respuesta de la clase trabajadora: movilizaciones de las bases, asambleas en fábricas, huelga y sabotajes serán una constante contra el atropello impuesto por los‘libertadores’ que intervinieron a la C. G. T., asaltaron con comandos civiles a los sindicatos, inhabilitaron a miles de dirigentes en su mayoría peronistas, e hicieron de las cárceles el destino de muchos de ellos... Todo ello lo realiza la dictadura de Aramburu para llevar adelante el Plan Prebisch, favorable a la oligarquía y los monopolios. Así se liquidó el IAPI, las empresas estatales de DINIE, se prohibió el símbolo y el propio nombre de Perón o Peronismo, se derogó por decreto la Constitución de 1949 buscando retrotraer el país a la época de la Década Infame”. (86)

Unos pocos días después del Congreso se produjo el recambio en la Intervención de la CGT el capitán de fragata José Ábalo reemplazaba al capitán de navío Alberto Patrón Laplacette, quién había fracasado en imponer un modelo de sindicalismo sumiso al gobierno surgido del golpe de estado.

El 10 de diciembre las 62 Organizaciones organizaron un acto en el Luna Park, que fue reprimido porque, según indicaba el diario Clarín los manifestantes gritaban consignas contrarias al gobierno y favorables al “régimen depuesto”, también se cuestionó el decreto 4161, la policía informó que se produjeron 28 detenciones.

El acto comenzó con un minuto de silencio por los mártires de la patria mencionándose entre ellos al general Juan José Valle, asesinado por el gobierno de Aramburu, se encontraba presente Susana Valle la hija del militar que había ofrendado su vida para recuperar el sistema democrático. Uno de los oradores expresó: “Después de muchos meses de silencio, impuesto por la acción represiva de la oligarquía, los trabajadores nos podemos volver a encontrar. Si el gobierno de facto nos prohíbe exteriorizarnos, declaramos que seguiremos firmes a nuestros ideales”. (87)

A las 22:30 horas avanzó numeroso personal policial que irrumpió en el palco provocando un gran desorden, las fuerzas de la represión lanzaron gases lacrimógenos y se escucharon algunos disparos.

Al día siguiente las 62 Organizaciones denunciaron el atropello policial y la actuación de comandos civiles y concluyen anunciando que: “nos aprestamos a dar una gran batalla”.

El 12 de diciembre el gobierno procedió a intervenir los gremios de obreros textiles, metalúrgicos, personal de la carne y el de Sanidad, en tanto los autodenominados “32 gremios democráticos” emitieron un comunicado contra las 62 que decía: “estaban inspirados en razones de índole ajena a los intereses gremiales, obedeciendo a planes de una conspiración totalitaria”.

En enero de 1958 el gobierno dispone la prohibición de realizar huelgas por espacio de 40 días argumentando que era por las elecciones presidenciales, también prohibía los despidos y el traslado de personal.

Las 62 Organizaciones salieron a denunciar las proscripciones a los candidatos peronistas: “que las citadas elecciones no permitirá –por la vigencia de decretos antidemocráticos- sea reflejada la voluntad total del país”. (88)

Reclamaban fuertemente que concluyera la injerencia estatal en la vida sindical solicitaban el fin de la intervención a la CGT y repudiaban la intención del Poder Ejecutivo para convocar a un nuevo Congreso para imponer a la minoría oficialista en la conducción.

Antes de la asunción del presidente electo Arturo Frondizi las 62 se reúnen con él, y le entregan un documento que expresaba: “Los trabajadores argentinos se han pronunciado a través del reciente acto electoral con el más vigoroso repudio a todo propósito de continuismo, y han reiterado, una vez más, su repulsa a la reaccionaria política de represión y fraude al movimiento obrero, que ha ensombrecido al país durante más de dos años”. (89)

Unos días antes de terminar con su tiranía el gobierno de la “libertadora” le entrega la CGT a una comisión con mayoría de los 32 gremios rompehuelgas, las 62 organizaciones protestan, el nuevo presidente promete libertad sindical, se declara contrario a la injerencia estatal en las organizaciones y promete la restitución de aquellas entidades intervenidas. Frondizi cumplirá con muy pocas de sus promesas.

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(83) La Prensa 26/9/1957
(84) La Nación 7/10/1957
(85) La Nación 13/10/1957
(86) Baschetti, Roberto : Documentos de la Resistencia Peronista 1955-1970. Puntosur Editores 1988, pag 66
(87) Clarín 11/12/1957
(88) Clarín 11/2/1958
(89) La Prensa 22/3/1958

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