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El Forjista

 

José Gervasio Artigas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El odio de la oligarquía

Sólo la deliberada distorsión de la historia latinoamericana posibilitó que uno de los más grandes hombres de nuestra Patria Grande, el Protector de los Pueblos Libres, quién luchó con bravura por la Unidad y la Libertad de los Pueblos Americanos, concluyera como “prócer” de un pequeño país.
Sólo la descarada mentira de los historiadores liberales porteños pudo convertir a Artigas en un “prócer extranjero”, cuando, sin lugar a dudas, fue tan nuestro como San Martín, Belgrano, Güemes y Moreno.
Aquellos que fueron modelando nuestra historia oficial a fuerza de silenciar y desfigurar, como Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, no ocultaron su desprecio hacia Artigas y con ello expresaron el odio que la oligarquía porteña le profesaba al gran caudillo de la Banda Oriental.
En carta que Mitre dirigió a Vicente Fidel López le decía: “Los dos, usted y yo, hemos tenido la misma predilección por las grandes figuras y las mismas repulsiones contra los bárbaros desorganizadores como Artigas, a quienes hemos enterrado históricamente”.
En tanto López había escrito: “Los caudillos provinciales que surgieron como la espuma que fermentaba de la inmundicia artiguista, eran jefes de bandoleros que segregaban los territorios donde imperaban a la manera de tribus para mandar y dominar a su antojo, sin formas, sin articulaciones intermedias, sin dar cuenta a nadie de sus actos, y constituirse en dueños de vidas y haciendas”
Y dando rienda suelta a su odio, López sostuvo: “Artigas fue un malvado, un caudillo nómade y sanguinario, señor de horca y cuchillo, de vidas y haciendas, aborrecido por los orientales que un día llegaron hasta resignarse con la dominación portuguesa antes que vivir bajo la ley del aduar de aquel bárbaro”.
Estos mismos historiadores construyeron a su imagen y semejante a los próceres que los argentinos veneramos por generaciones, algunos de los cuales sólo eran merecedores de nuestro más categórico repudio por su actividad plagada de capitulaciones, y por haber actuado más al servicio de potencias extranjeras que al de sus compatriotas.
Tal el caso de Bernardino Rivadavia, un personaje siniestro, pro-británico y servil, que no obstante mereció de Mitre el calificativo de “el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos”.
O Manuel García, principal responsable de la pérdida de la Banda Oriental, quién actuó de acuerdo a los deseos de los británicos, pero que para Mitre fue un “patriota decidido, hombre de elevación moral, cabeza de inteligencia nutrida en estudios serios...era un verdadero hombre de Estado”.
Veamos cuales fueron las terribles acciones de Artigas que le hizo ganar el odio de los porteños y de sus historiadores, pero para entender ese aspecto, antes debemos adentrarnos en el tema de la Aduana de Buenos Aires.
Al poco tiempo de ocurrida la Revolución de Mayo y luego de la derrota de su sector más combativo, representado por Mariano Moreno, la burguesía comercial porteña se adueñó de la Aduana de Buenos Aires, amasando una inmensa fortuna producto del comercio con el mundo, pero principalmente con la potencia que gobernaba en los mares, Gran Bretaña.
La ideología que defendió esa burguesía fue el librecambio, que significó ni más ni menos, que dar la espalda al resto de las provincias dejándolas libradas a su suerte. Además cualquier gasto como armar un ejército para pelear por la liberación, era una molestia que debía terminarse lo antes posible, para eso no importaba con que potencia negociar.
Mientras tomaba el control de la economía del ex virreynato inundaba el interior con las mercancías que provenían de la poderosa industria inglesa, provocando un proceso de liquidación de las débiles industrias y artesanías del interior, ante eso se rebelaron las provincias, provocando un enfrentamiento entre el puerto de Buenos Aires y el resto del país que atravesó gran parte de la historia de aquel siglo XIX.

Protector de los Pueblos Libres

José Gervasio de Artigas fue en la Banda Oriental uno de los primeros en adherir a los postulados de la Primera Junta, poniendo su espada al servicio de la Revolución, pero también fue el primero en defender la idea del federalismo donde las provincias se unían bajo un mismo interés sin el predominio de una sobre las demás, esta idea que además se propagó en todo el territorio, le hizo ganar a Artigas el más irracional odio de la egoísta oligarquía del puerto de Buenos Aires.
Pero hubo en Artigas algo aún más grave a los ojos de las oligarquías de Buenos Aires y Montevideo, su programa democrático y revolucionario contemplaba cuestiones impensables para la “gente decente”, Artigas era partidario de la liberación de indígenas y negros, e iba mucho más allá, en aquellas provincias donde se alcanzaba la libertad del Imperio de España, promovía la realización de Congresos con la participación de todos los sectores, incluyendo a los indígenas, y no sólo de la “parte principal de la población”, en esas discusiones se llegaba a plantear el reparto de tierras.
Considerando estos sucesos se llegará a comprender el porqué del odio que le dispensaban los comerciantes de Montevideo y Buenos Aires, a este hombre que fue la expresión más alta de la libertad de los pueblos. Sólo planteando todos los hechos se puede comprender en que bando se encontraban los “bárbaros”.
Artigas nació el 19 de junio de 1764 tenía un gran prestigio en la campaña oriental, a la que conocía profundamente, producto de actuación como capitán del Regimiento de Blandengues. Contaba con el especial reconocimiento de gauchos e indios, muchos de los cuales lo acompañaron hasta el final de su campaña libertadora.
Cómo ya dijimos, Artigas apoyó con fervor la Revolución de Mayo, pero los gobiernos que se sucedieron luego de la caída de Moreno, comenzaron una política dubitativa que puso en peligro todo el andamiaje revolucionario.
El Primer Triunvirato llegó a un acuerdo con el gobernador de Montevideo el realista Elío, dándole la espalda a los esfuerzos de Artigas por liberar la Banda Oriental.
Pero como ocurrió a lo largo de su trayectoria en su lucha por la libertad, Artigas debió combatir en varios frentes, enfrentó al Imperio Español, al Imperio portugués, a las oligarquías de Montevideo y Buenos Aires, y como veremos más adelante debió hacer frente a la traición de alguno de sus lugartenientes.
El 18 de mayo de 1811 Artigas venció a las tropas realistas en Las Piedras, pero el gobernador derrotado en comunicaciones con los portugueses alienta la invasión en julio de 1811.
El Imperio de Brasil que mantuvo permanente interés en el dominio de la Banda Oriental, la invade, Artigas debió organizar el éxodo de su pueblo, muchos se dirigieron hacia Corrientes, a la vez intentó obtener ayuda del Paraguay, pero su gobernante el Dr. Francia comenzó una política de aislamiento y le negó los refuerzos.
EL 11 de diciembre de 1811 en Villa Belén derrotó a los portugueses, pero no tuvo tiempo para nada, pues enseguida debió retomar la lucha contra los realistas.
La política capituladora del Triunvirato influenciado por la figura de Rivadavia, volvió a darle la espalda a Artigas firmando un acuerdo con los portugueses, pero el 8 de octubre de 1812 habiéndose producido el regreso al país de San Martín, una alianza entre la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro decidió movilizarse para reemplazar al Triunvirato por otro que tuviera una cuota mayor de dignidad nacional.
La Revolución buscaba retomar ese impulso inicial que le había dado Moreno, y que estaba perdiendo vergonzosamente por la influencia de Rivadavia y su partido, de esa manera obtenía las victorias militares de San Martín en San Lorenzo y Belgrano en Salta, paralelamente se convocaba a la Asamblea que se conoció como la del año XIII que más allá de cierto corte progresista cometió el desatino de rechazar los diputados de Artigas.
Las instrucciones que los diputados rechazados de Artigas tenían para la Asamblea del año XIII mostraban a las claras la política democrática y revolucionaria que defendía el artiguismo, en las instrucciones se planteaban: Independencia de las colonias, sistema de Confederación de las provincias, libertad civil y religiosa, independencia de los tres poderes, autonomía de las provincias, exclusión de Buenos Aires como capital federal y garantía de comercio para los pueblos orientales. Todo esto provocaba pánico entre los representantes de Buenos Aires que temían perder el control exclusivo de la Aduana y del manejo político de la Nación y que aún mantenían esperanzas de arreglar pacíficamente los asuntos con España.
Para mostrar la forma democrática con que actuaban Artigas y sus hombres, señalemos que el 10 de marzo de 1814 la provincia de Corrientes se incorporaba al protectorado de Artigas, el 11 de junio de 1814 se realizó el Congreso de Corrientes con la presencia indígena, la “gente decente” había tomado contacto con Buenos Aires y había tratado de postergar el Congreso.
El diputado representante del pueblo indígena de Santa Lucía había llevado las siguientes instrucciones:
la libertad de los indígenas, que los integrantes del gobierno sean indígenas y que se realizaran repartos de tierras y animales, además solicitaban que se pusieran límites al accionar de ciertos ganaderos. Demás está decir que esto provocaban la firme resistencia de las clases acomodadas a la actividad de Artigas.
Se supone que de otros pueblos llevaron instrucciones similares pero no se las conoce porque los ganaderos se encargaron de quemar gran parte de las actas para que no quedaran registros de las mismas.
La suerte de las armas nacionales sufrió un cambio con las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, mientras que en España regresaba al trono Fernando VII.
En Buenos Aires se cambia la forma de gobierno en vez del Triunvirato se creaba el Director Supremo que mostraba la intención de la ciudad de establecer un gobierno centralizado sin posibilidades de participación de las provincias, a poco de asumir, Gervasio Antonio Posadas declaró fuera de la ley a Artigas y le pone precio de 6000 pesos a su cabeza, vivo o muerto, en tanto las tropas de Buenos Aires al mando de Alvear vencen en Montevideo a los realistas controlando la Banda Oriental.
Alvear desconfiaba de Artigas y al enterarse que en España se estaba preparando un gran ejército que tenía por finalidad aplastar a los rebeldes gobiernos americanos, decide que antes de entablar la definitiva batalla contra los españoles era imprescindible derrotar a Artigas, pero Alvear no puede concluir su misión antes debió regresar a Buenos Aires, simultáneamente la influencia de Artigas se extendía a las provincias argentinas llegando hasta Córdoba, que se agregaba a Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones.
El Directorio estableció una política de capitulación ante las grandes potencias y de combatividad hacia los caudillos federales, se decidió iniciar negociaciones con Inglaterra a los efectos de que intentara convencer a España de no enviara a su expedición que se armaba en Cádiz, se designó a Belgrano y Rivadavia, a los que se uniría Sarratea, hasta tal punto llega la sumisión del Directorio que decide dejar sin efecto la bandera creada por Belgrano, restituyendo la bandera española.
Pero esta política levanta críticas y Posadas se ve obligado a renunciar el 9 de enero de 1815, asumiendo el gobierno Alvear, al día siguiente las tropas de Buenos Aires son derrotas en la Banda Oriental por el jefe artiguista Fructuoso Rivera, Artigas cerraba el cerco sobre Montevideo.
El 25 de febrero de 1815 Buenos Aires decide entregar la plaza de Montevideo a las fuerzas de Artigas, luego de una serie de batallas que concluyeron con el triunfo artiguista.
De 1815 fue la Ley Agraria de Artigas, que también enfureció a los terratenientes orientales y de Buenos Aires, quién cedió tierras a gente humilde con la obligación levantar un rancho y corrales y de trabajar en ese predio que no se podía ni vender ni alquilar.
También dictó un reglamento de Derechos Aduaneros donde fijaba aranceles que protegían ropas, calzados y otros productos producidos aquí, también en esto contradecía la política de la burguesía porteña partidaria de abrir el puerto a todos lo productos ingleses, aún cuando eso significara la destrucción de la incipiente industria nacional.
Decía Artigas “No hay que invertir el orden de la justicia. Mirar por lo infelices y no desampararlos sin más delito que su miseria. Es preciso borrar esos excesos del despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la ley. Olvidemos esa maldita costumbre que los engrandecimientos nacen de la cuna”.
“Yo deseo que los indios, en sus pueblos, se gobiernen por sí, para que cuiden de sus intereses como nosotros de los nuestros. Así experimentarán la felicidad práctica, y saldrán de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos que ellos tienen el principal derecho, y que sería una degradación vergonzosa para nosotros mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa, que hasta hoy han padecido por ser indianos”
Pero cada vez que Artigas lograba controlar su provincia, el Imperio de Brasil desplegaba su garra y volvía a invadir, fue en agosto de 1816 cuando un ejercito de 10.000 hombres al mando del general Lecor ingresaba a la Banda Oriental a la que denominó provincia Cisplatina.
En tanto Alvear siguió con la misma política capituladora de su antecesor, decidió enviar a Manuel García, reconocido simpatizante de los británicos a Río de Janeiro para ofrecer al embajador británico Lord Strangford a las provincias unidas al protectorado británico.
Cómo podemos ir perfilando muchos de quienes tenemos como héroes patrios no fueron otra cosa que sumisos protectores de intereses foráneos, en tanto consideramos “extranjeros” a quienes como Artigas, defendieron los intereses de sus pueblos. No existe casualidad alguna en esto, se nos quiso convertir en un pueblo de sumisos ciudadanos dispuestos a aceptar los poderes foráneos en nuestro país.
Por supuesto que no todos en Buenos Aires y mucho menos en el interior aceptaron esta política, por el contrario Alvear debió renunciar y emprender un forzado exilio.
Rondeau fue nombrado como nuevo Director, paralelamente Artigas convocó a un Congreso en Arroyo
De la China (actual Concepción del Uruguay) el 29 de junio de 1816, donde concurrieron representantes de la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y Córdoba. También designó representantes que fueron enviados a Buenos Aires, pero la ciudad-puerto siguió sin atender los reclamos de igualdad de Artigas.
Durante los años 1816 y 1817, Artigas y sus lugartenientes sufrieron sucesivas derrotas, entonces se decidió a solicitar refuerzos a Entre Ríos, Corrientes y Misiones, pero algunos de sus antiguos adeptos particularmente Francisco Ramírez, habían desarrollado sus propias ambiciones de pago chico, dando la espalda a la lucha de Artigas.

El Congreso de Tucumán

El 24 de mayo de 1816 se reunió el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia el 9 de julio, y que en un principio fue de la “dominación de los reyes de España”, pero en la sesión del 19 se incluyó “y de toda dominación extranjera”, en tanto el 25 se adoptó la bandera creada por Belgrano.
También se decidió que Pueyrredón fuera el nuevo Director, pero no obstante estas medidas de gran importancia, Manuel García fue confirmado en su cargo, y el gobierno destierra a los simpatizantes de Artigas en periódicos como El Censor y Crónica Argentina, ellos eran Chiclana, Manuel Moreno, Pagola, French y Pazos Silva.
El 20 de enero de 1817 los portugueses ingresaron a Montevideo, era evidente la alegría de Buenos Aires con la derrota de Artigas.
El 12 de febrero San Martín obtiene la importante victoria de Chacabuco, con el triunfo de Maipú el 5 de abril de 1818 Chile quedaba libre de enemigos realistas.
En mayo de 1817 el Congreso se trasladó de Tucumán a Buenos Aires, perdiendo todo impulso progresista y subordinándose a los dictados porteños.
Rivadavia seguía negociando en Europa intentando entregar el país a una potencia europea, de tal manera que permitiera el libre comercio y asegurara las ganancias de la burguesía comercial porteña, en su paso por Francia el 25 de agosto de 1818 intentaba reconocer a un príncipe español como rey de los pueblos liberados, a su vez solicitaba a San Martín concluyera con su campaña en el Perú.
En tanto el país sigue convulsionado y gran parte de las provincias se rebelan contra el autoritarismo de Buenos Aires, Estanislao López vence a los porteños el 12 de abril de 1819 y se firma el armisticio de San Lorenzo.
Rivadavia vuelve a enviar una propuesta, esta vez intentaba imponer un príncipe francés y de esa manera Francia intervendría a los efectos evitar el envío de la expedición española que se estaba armando en Cádiz.
Pero era evidente la influencia rivadaviana en el gobierno de Buenos Aires, hasta tal punto que el 12 de junio de 1819 el Congreso aprobó el casamiento del príncipe francés con una princesa lusitana lo cuál iniciaría una dinastía que gobernaría América.
Un mes antes el Congreso había aceptado una constitución unitaria que provocó la sublevación de los pueblos del interior.
Pueyrredón llamó a San Martín y Belgrano para encargarse del orden interno en vez de continuar la lucha por la libertad del continente, pero San Martín en una actitud que lo ennobleció aún más, se negó a blandir su espada contra sus compatriotas, el 19 de julio de 1919 Pueyrredón debió renunciar, siendo nombrado Rondeau.
La rebelión contra Buenos Aires se inició en Santa Fe y Entre Ríos, las cuales contaron con el apoyo de Corrientes y Misiones, en tanto Belgrano que sí aceptó cumplir la función de represor, debió padecer la insubordinación de sus tropas en Arequito el 8 de enero de 1820.
El ejército del Directorio fue derrotado en Cepeda el 1 de febrero de 1820.
La crisis del año 20 fue el producto de la resistencia del interior al centralismo porteño y su intento de retornar a formas de gobierno similares a las existentes en época del virreynato.
Luego de Cepeda, Sarratea, un viejo enemigo de Artigas, es nombrado como nuevo gobernador y firmó con los caudillos López y Ramírez el tratado de Capilla del Pilar, donde se aceptaba la federación y sometía la definitiva organización a un Nuevo Congreso, pero nada se decía de la Banda Oriental ocupada por los portugueses, cuestión que mereció el cuestionamiento de Artigas.

Derrota y exilio

Los portugueses vencieron a Artigas en Tacuarembó el 22 de enero de 1820.
Ramírez quién comenzó a tomar distancia de Artigas luego del tratado de Pilar, escribió una carta a un amigo diciéndole que: “No he anoticiado a la provincia del auxilio que se nos presta, porque me abochorno, y tal vez causaría una exaltación general a los paisanos”
Se refería a la ayuda por el acuerdo secreto firmado conjuntamente con el Tratado de Pilar, la condición de la ayuda implicaba la autonomía de Entre Ríos respecto de Artigas y su dependencia de Buenos Aires.
Artigas le envió una carta a Ramírez donde le cuestionaba la negativa de armar a los correntinos partidarios de Artigas: ”Este acto injustificable es propio solamente de aquel que habiéndose entregado en cuerpo y alma a la facción de los pueyrredonistas, procura ahora privar de sus armas a los pueblos libres para que no puedan defenderse del portugués...”
Y para completar su desilusión con respecto a Ramírez, le decía: “ Y no es menor crimen haber hecho ese vil tratado sin haber obligado a Buenos Aires a que declarase la guerra a Portugal y entregase fuerzas suficientes para que el Jefe Supremo y Protector de los Pueblos Libres pudiese llevar a cabo esa guerra y arrojar del país al enemigo aborrecido que trata de conquistarlo. Esa es la peor y más horrorosa de las traiciones de V.S.”
La contestación de Ramírez muestra claramente su nueva inclinación política alentada desde Buenos Aires: “¿Por qué extraña V.S. que no se declarase la guerra al Portugal?...¡Qué interés hay en hacer esa guerra ahora mismo y en hacerla abiertamente? ¿O cree V.S. que por restituirle una Provincia que se ha perdido han de exponerse todas las demás con inoportunidad?”
Llama la atención que luego será Ramírez que apurará a López parea comenzar acciones contra los portugueses y sea López quien se negara.
Pero el caudillo oriental debió hacer frente a la traición de Ramírez, el 13 de junio de 1820 se enfrentaron en Las Guachas correspondiendo el triunfo a Artigas, pero entonces Sarratea que gobernaba en Buenos Aires decidió enviar tropas en ayuda de Ramírez, a partir de ese momento Artigas sufrió una serie de derrotas que lo obligaron a atravesar la provincia de Corrientes rumbo al Paraguay gobernado por el Dr. Francia donde ingresó el 5 de septiembre de 1820, Artigas fue aislado en calidad de prisionero más que de exiliado político, primero lo mantuvieron en Asunción y luego fue internado en el remoto poblado llamado Curuguaty.
Durante un tiempo cobró una pensión del gobierno paraguayo pero que más tarde le fue suspendida.
Vivió asilado durante 19 años hasta la muerte de Francia en 1840, a partir de ese momento tuvo un poco más de libertad, aunque siempre se lo tuvo controlado, se le permitió trasladarse a Ibiray, distrito próximo a la Asunción
Artigas murió en esa residencia el 23 de septiembre de 1850 a la edad de 85 años, luego de haber pasado treinta años exiliado y alejado de los acontecimientos políticos de su patria, su cuerpo fue enterrado en la parte de cementerio correspondiente a los insolventes que no podían pagar el entierro. Recién en 1855 sus restos regresaron a la Banda Oriental.

Caos en Buenos Aires

Luego del triunfo de Cepeda, se planteó una oportunidad histórica para que el partido Federal pudiera imponer su voluntad política a la ciudad de Buenos Aires, pero los manejos y el dinero de la oligarquía porteña le permitieron recuperarse e iniciar su revancha.
Luego de pasado el pánico que significó tener a las tropas del interior en Buenos Aires, decidieron desconocer el acuerdo y se armó un gran escándalo al conocerse las cláusulas secretas donde se entregaba caballos y armamento a los caudillos del interior, esto formó parte de la política de sobornos aplicada por la oligarquía porteña para utilizar a los caudillos federales para que combatieran entre sí, utilizó a Ramírez contra Artigas y luego a López contra Ramírez.
Balcarce se sublevó en marzo pero terminó huyendo, y el caos se apoderó de Buenos Aires, se eligió a Ramos Mejía como gobernador interino.
El 20 de junio de 1820 se produce el día de los tres gobernadores en Buenos Aires, en tanto las tropas de Santa Fe deciden volver a atacar Buenos Aires, esta vez Ramírez estaba ocupado en combatir con su anterior jefe Artigas, el 28 de julio las tropas de Santa Fe vuelven a derrotar a los porteños en Cañada de la Cruz.
La situación política en Buenos Aires siguió siendo inestable y también continuaron los enfrentamientos con las tropas de López.
Pero la situación se calmó un tanto cuando fue elegido Martín Rodríguez con el apoyo de una naciente figura política, Juan Manuel de Rosas.
El 4 de noviembre se firmó el acuerdo de Banegas con Santa Fe, y se convocaría a nuevo congreso en Córdoba, Bustos el gobernador de Córdoba, había sido el garante del acuerdo.
Luego de derrotar a Artigas, Ramírez proclamó la Republica de Entre Ríos, a la vez invitó a López a unirse para atacar Buenos Aires y luego disponerse a luchar contra los portugueses para liberar la Banda Oriental, pero López había firmado el tratado de Banegas que además le garantizaba 25000 cabezas de ganado y no estaba dispuesto a entrar en nuevos combates con Buenos Aires.
Ramírez invadió Santa Fe pero fue derrotado y terminó perdiendo la vida intentando salvar la vida de su mujer quién combatía a su lado.
En tanto, Güemes fue herido en Salta por una partida de realistas y muere a los pocos días.
Bolivar libera Nueva Granada y funda la República de Colombia en 1819, en tanto San Martín libera el Peru.
Martín Rodriguez designó a Rivadavia en la cartera de Gobierno y a Manuel García en la de Hacienda en tanto en la de guerra y marina se encontraba el gral. Cruz.
Rivadavia hizo todo lo posible para que no prospere el Congreso de Córdoba que podía perjudicar a Buenos Aires, además se quería desentender de la guerra contra los realistas y los portugueses y centrarse en los negocios y la prosperidad del puerto de Buenos Aires.
Rivadavia no dudaba en adoptar una política conciliadora con el Brasil aún cuando tenía bajo su poder a la provincia de la Banda oriental a la que llamó provincia Cisplatina.
San Martín se retira luego de la reunión de Guayaquil ante la falta de apoyo de Buenos Aires y las intrigas del partido rivadaviano.
El 9 de marzo de 1824 Las Heras reemplazó a Martín Rodríguez, Rivadavia fue designado nuevamente en una comisión en Europa y Manuel García obtuvo las carteras de Gobierno Relaciones Exteriores y Hacienda.
A principios de 1825 se reunió un nuevo Congreso con los representantes de las provincias el cual adoptó nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata, se delegaban en el gobierno de Buenos Aires las funciones de gobierno nacional
El Congreso Constituyente dominado por el grupo rivadaviano cometió una nueva traición, por el decreto del 9 de mayo de 1825 permitió que los encomenderos de indios en el Alto Perú declararan la soberanía de los provincias Alto Peruanas decretando la independencia de La Paz, Chuquisaca , Potosí y Santa Cruz de la Sierra. La oligarquía porteña entregaba territorio nacional sin ningún remordimiento.
Luego de Ayacucho el enemigo español había sido definitivamente abatido en América.
Las Heras bajo la influencia de García firmó el primer Tratado de Paz Comercio y Amistad con Gran Bretaña quien reconoció nuestra independencia, en el tratado se establecía el librecomercio entre ambas naciones.

La guerra contra el Brasil

El General Juan Antonio Lavalleja intentó la reconquista de la Banda Oriental, contaba con ayuda de Juan Manuel de Rosas, Lavalleja acompañado de 32 compañeros se embarcaron en San Isidro y llegaron a la costa Oriental, a poco de llegar se le sumó Fructuoso Rivera partidario de Artigas
Lavalleja venció a los portugueses y reunió el Congreso en la Florida que declaraba disueltos los vínculos con el Imperio Brasileño y se unía a las Provincias Unidas.
A la vez enviaba congresales al Congreso de Buenos Aires, en tanto el Imperio de Brasil se apresuraba a enviar refuerzos.
El 12 de octubre Lavalleja venció en Sarandi a las tropas portuguesas pocos días después el Congreso reunido en Buenos Aires consideraba a las Banda Oriental reintegrada de las Provincias Unidas.
García mantuvo una actitud negociadora hasta el mismo día en que el emperador le declaró la guerra.
Las tropas brasileras invadieron Misiones y el 21 de diciembre la flota bloquea Buenos Aires.
Las tropas orientales consiguen triunfos el 31 de diciembre en Santa Teresa y el 9 de febrero de 1826 al mando de coronel Manuel Oribe triunfan en Pantanoso
El Almirante Brown se enfrenta a la flota invasora rompe el cerco y bombardea Colonia.
El intento brasileño de desembarcar en el sur de la provincia de buenos Aires concluye con un fracaso.
La guerra contra el Brasil fue una guerra popular, las provincias apoyaron al general Las Heras encargado del ejecutivo nacional pero un grupo de hombres de Buenos Aires no consideraba que esa fuera su guerra.
Debido a la guerra se estableció la necesidad de un presidente y se nombró a Rivadavia que asumió el 8 de febrero de 1826.
Brown pasó a bloquear a Colonia hostigando permanentemente al enemigo y a fines de mayo ataca a Montevideo, para el 30 de junio ha limpiado de enemigos el Río de la Plata, en tanto Fructuoso Rivera siguió derrotando a los brasileños.
El presidente Rivadavia adoptó decisiones que hipotecaron el futuro del país, por medio de la Ley de Enfiteusis se entregaron una inmensidad de tierras que fueron a parar a manos de especuladores que dio inicio a la oligarquía terrateniente, que tuvo un poder ilimitado en gran parte de nuestra historia, imponiendo y quitando gobiernos de acuerdo a su conveniencia.
Otra gran medida de Rivadavia fue el empréstito con la Banca Baring Brothers de Inglaterra que conformó una demostración de malos negocios para el país y excelente para los banqueros extranjeros, además de ser el inicio de nuestra tradicional y pesada deuda externa.
Este empréstito en teoría era de 1 millón de libras esterlinas, pero al país sólo llegaron 560.000 en letras de cambio contra comerciantes ingleses radicados en Buenos Aires y el país estuvo pagándolo hasta 1904 en una cifra que algunos historiadores fijaron en 23.734.766 de pesos fuertes.
La explotación minera en Famatina, que se desarrollaba desde la época colonial, hizo que cuando Rivadavia asumió el gobierno luego de regresar de Londres había constituido en Londres la River Plate Minning Association.
Con el objeto de explotar la mina de Famatina y de cuyo directorio formaba parte el presidente de la República, decretó la nacionalización de todas las minas del país, creaba también el Banco Nacional donde establecía que sólo el banco podía acuñar dinero, dejaba anulado el contrato con el gobierno de La Rioja. Nunca pudo tomar posesión de las minas por la resistencia de Facundo Quiroga pero muestra la mentalidad cipaya y la corrupción existente en el grupo de Rivadavia.
El Congreso insistió en una nueva Constitución unitaria que fue rechazada por las provincias.
Durante 1826, todo el peso de la Batalla en la Banda Oriental corrió por cuenta de Lavalleja que de todas maneras había evitado una acción frontal contra un ejército más numeroso.
El 26 de diciembre de 1826 comenzó la campaña Alvear en la provincia oriental, luego de sucesivas victorias tanto de él como de Lavalleja, decidió tener una confrontación decisiva y logró derrotar por completo a los brasileños en la batalla de Ituzaingó el 20 de febrero. El 9 de febrero Brown había derrotado a la escuadra imperial en Juncal.
Alvear tenía intenciones de penetrar en territorio Brasileño y para eso solicitó refuerzos los cuales nunca llegaron.

La entrega de la Banda Oriental

Rivadavia quería la paz con el Brasil para llevar la guerra al interior del país, el presidente envió a Manuel García a Río de Janeiro con instrucciones de obtener la paz a cualquier costo por sugerencia de Lord Ponsonby el representante de Inglaterra en el Brasil, García propuso la independencia de la Banda Oriental pero como el Emperador no aceptó, García reconoció el derecho del Imperio sobre la Banda Oriental o sea se reincorporaba la provincia cisplatina al Brasil.
Con esta nueva capitulación, Manuel García le entregaba la Banda Oriental al Brasil a pesar que las fuerzas nacionales estaban venciendo al Imperio.
Pero conocida la noticia, el pueblo se lanzó a la calle, Rivadavia declaró que el enviado se había excedido en sus funciones pero Rivadavia debió renunciar.
Repitamos la opinión de Mitre sobre Manuel José García: “patriota decidido, hombre de elevación moral, cabeza de inteligencia nutrida en estudios serios...era un verdadero hombre de Estado”.
García había sido enviado por Alvear en 1815 para ofrecer la Provincia Unidas bajo el protectorado inglés y también buscó el protectorado portugués.
García de defendió señalando que “el principal interés era salvar a la República de los gobiernos bárbaros que dominaban las provincias que amenazaban extenderse a la capital”.
Y continuaba con su particular punto de vista “en la alternativa de ver perdida la cultura social y política del país o tener el ejército para salvarla, había creído que a esto último le obligaba su deber y su patriotismo, tanto más cuanto a sus ojos los orientales no eran ni serían jamás argentinos”.
Para Manuel García y para sus partidarios, la única guerra posible y rentable, era contra los caudillos del interior, o sea contra sus compatriotas y no contra las potencias extranjeras a cuyos intereses servía diligentemente.
La guerra contra el Brasil continuó con victorias para las armas nacionales, con Vicente López como presidente provisional y Rosas comandante de la campaña.
Pero el 27 de agosto de 1828 fue reconocida la independencia de la Banda Oriental, siendo gobernador Manuel Dorrego, la frase de Artigas al conocer la noticia fue “Ya no tengo patria”, su patria era la Patria Grande que abarcaba gran parte de nuestra América Latina.
Luego de un interinato de Vicente López como presidente asumió la gobernación Dorrego quien carecía de fondos para continuar la guerra, en tanto Inglaterra presionaba a Dorrego y al Brasil para que firmaran la independencia uruguaya.
El Banco Nacional que emitía el papel moneda estaba controlado por los ingleses y la burguesía comercial porteña, estaba ahogando financieramente a Dorrego para obligarlo a aceptar la iniciativa inglesa que quería la independencia uruguaya para evitar que el Argentina o Brasil controlaran ambas orillas del Río de la Plata.
El 1° de diciembre de 1828 finalizada la guerra contra el Brasil, llegó a Buenos Aires una división al mando de Lavalle, el partido porteño indujo a Lavalle a asesinar a Dorrego acusándolo de todos los males, hombres de la burguesía porteña como Juan Cruz Varela y Salvador María del Carril los instigan a fusilarlo.
La idea la oligarquía porteña de enfrentar a compatriotas y someterse al dictado de los extranjeros, cobraba una nueva víctima.

Así nos enseñaron la historia

Rivadavia y García son “próceres”, Artigas apenas un “forajido”, nada de esto respondió a un error de apreciación, fue un intencionado mensaje para mostrarnos que entregar el territorio estaba bien y no debía ser condenado, es más se podía considerar “patriota” a quién mostrara simpatías y actuara beneficiando a una potencia extranjera.
Lo que no podía perdonarse era que un caudillo se juntara con gauchos, indios y negros; y mucho menos que les permitiera a ellos expresarse y aún más grave, darles un lugar donde poder vivir y progresar, ahí se encuentra la base del odio de la oligarquía contra Artigas, ahí está la razón de la famosa dicotomía de Sarmiento entre “Civilización o Barbarie”.
Tal vez en lo único que discrepemos con Sarmiento es del lado en que se encuentran los civilizados, para nosotros sin duda del lado del artiguismo y sus seguidores, y no de quienes llevaron la “barbarie” a cada rincón del país.
El grupo rivadaviano estaba interesado en reprimir a cualquier costa las rebeldías provincianas, con quienes fueron implacables, a la vez que se mostraron por demás condescendientes con ingleses, portugueses y españoles, es decir con las potencias extranjeras.
No hay que creerse que el odio oligárquico concluyó con Artigas, por el contrario volvió a surgir cada vez que el pueblo intentó hacer valer sus derechos: con el federalismo, con el yrigoyenismo y con el peronismo, siendo 1976 la fecha donde tuvo ese odio de clase su mayor expresión utilizando a las fuerzas armadas al servicio de un proyecto antinacional.
Reivindicar a Artigas forma parte del largo camino de nuestra liberación, que alguna vez tuvo su inicio en aquellas tropas de gauchos, indios y negros que el caudillo oriental lideró.

Bibliografía:
      Las masas y las lanzas. Jorge Abelardo Ramos
      Artigas y la Patria Grande. Salvador Cabral
      Historia Argentina. Ernesto Palacio
      www.artigas.org.uy

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