El Forjista

Biografía de Néstor Kirchner

Kirchner y el arte de lo imposible

Capítulo 21 - Economía kirchnerista

Siendo gobernador dedicaba tiempo a estudiar economía, consideraba fundamental lograr superávit fiscal y comercial, pero también estaba convencido que era la política la que debía primar por sobre la economía, por lo tanto, ésta debía subordinarse a aquella.

Ya hemos comentado en otra parte que llevaba una libretita donde tenía anotados los números más relevantes de la economía, así lo explicaba: “Los economistas tienen razón cuando dicen que soy un almacenero. Me gusta mucho, trato de leer y de aprender lo que puedo, pero tengo un gran respeto por ellos y siempre lo voy a tener, por más que con los sectores neoliberales uno tiene profundas diferencias”. (1)

El kirchnerismo revivió varios instrumentos que parecían fenecidos, que establecían condiciones mínimas para asegurarles a los trabajadores ciertos derechos y permitir su participación en decisiones como los Convenios Colectivos de Trabajo, el Consejo Nacional del Empleo y la Productividad y del Salario Mínimo Vital y Móvil.

Los doce años y medios de kirchnerismo transcurrieron sin que se declarara ilegal ninguna huelga, en un país donde la represión y las restricciones a la actividad sindical fueron moneda corriente.

Desde un principio tuvo claro que las tarifas debían estar subsidiadas porque eso significaba una mejora en los ingresos de la población, expuso esa idea con claridad: “No vamos a ceder a la extorsión de una tarifa indiscriminada. Les vamos a subir a los grandes productores, a los grandes industriales, a los que exportan en dólares y pagan los servicios en pesos, y vamos a dejar a todos los residenciales afuera del aumento de gas y luz. Y van a tener que invertir. Si no, vamos a tomar todas las medidas y todas las decisiones para garantizar el servicio. Por eso hay que decirle la verdad a la gente, aunque estos sectores digan lo que quieran desde los lobbies de propaganda muy fuertes que tienen…”(2)

Tanto en materia energética como con las tarifas del trasporte la decisión era mantenerlas bajas para que formara parte de un salario invisible que ayudara a los sectores más necesitados, entre 2002 y 2012 el consumo de electricidad tuvo un incremento del 80% por el crecimiento de la industria, pero las empresas privadas proveedoras no realizaron las inversiones necesarias y en muchos sitios el servicio era deficiente.

Casi de inmediato la industria comenzó a crecer producto de la utilización de la capacidad instalada ociosa, pero también hubo apertura de establecimientos y muchos desocupados volvieron a tener trabajo, logrando uno de los principales objetivos del gobierno.

En el 2003 el incremento del PBI fue del 8,7 %, al año siguiente resultó aún mayor llegando al 9 %, se hablaba que el crecimiento estaba alcanzando tasas chinas, que en es ese momento era el país que más crecía cada año, la desocupación bajó al 13,2% cuando un tiempo antes había alcanzado el 21,5%.

En la apertura de las sesiones del Congreso el 1° de marzo de 2004 realizó una serie de definiciones sobre la economía que se proponía construir, consistía en un “capitalismo en serio donde no imperen los monopolios y donde se evite la concentración que ahogue la iniciativa de los pequeños y medianos emprendedores. Si hubiéramos hecho capitalismo en serio podríamos haber construido un país normal, no nos hubiéramos endeudado hasta la exageración y no hubiéramos permitido que nuestros hermanos cayeran en la indigencia y en la exclusión”.

Y continuó con otras definiciones trascendentales como: “No existe sustentabilidad para ningún programa que no contemple crecimiento económico e inclusión social, es vital obtener sustentabilidad interna para dar viabilidad temporal a cualquier programa y la sustentabilidad sólo es posible en base al crecimiento con equidad”.

Luego de señalar que no es viable un país con el 55 % de los argentinos debajo de la línea de la pobreza, agregó: “El tema de la exclusión social es el otro gran problema de la República Argentina, recrear en nuestra patria las condiciones del progreso social, para que los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres sobre la base del esfuerzo, de la capacidad y el trabajo, en una responsabilidad que nos compete a todos”.

Concluyó diciendo: “No vinimos a claudicar, vinimos a colocar el primer escalón de una patria digna, justa con equidad, donde la bandera nacional nos vuelva a cobijar a todos”.

Uno de los conflictos que debió enfrentar Kirchner fue con el presidente del Banco Central que venía del gobierno de Duhalde, era el ex representante del J.P. Morgan, Alfonso Prat Gay, que se oponía a usar las reservas para pagar la deuda externa, Lavagna le pidió a Kirchner que lo echara, cosa que el presidente hizo, nombrando a otro integrante del establishment financiero: Martín Redrado.

En 2005 el PBI siguió creciendo para llegar al 9,2% mientras que la desocupación seguía descendiendo hasta el 10,1 %, el dato que podía mostrar cierta alarma era que la inflación subió al 12,3 % arrastrada por el aumento del consumo en todos los rubros.

Entre los planes de Kirchner no se encontraba el de estatizar empresas, sólo la situación de alguna de ellas lo obligaron a dar ese paso, una de ellas fue la del Correo Argentino, en posesión del grupo Macri que venía manteniendo una larga serie de incumplimientos en cuanto al pago del canon acordado en el momento de la privatización.

En tanto Aguas Argentinas se encontraba controlada por la empresa francesa Suez, el gobierno le rescindió el contrato por el incumplimiento del plan de obra para la expansión y la mejora del servicio, hubo negociaciones para traspasarla a otra empresa privada, pero tras fracasar la negociación, el Estado se hizo cargo de la misma.

También incrementó la participación estatal en Aerolíneas Argentinas que pasó del 5 al 20% y recuperó para el Estado el derecho a veto, que Menem había entregado, el acuerdo se concretó el 21 de junio de 2006 cuando viajó a España para reunirse con el jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Un mes después fue desplazado el empresario español Antonio Mata de la presidencia de Aerolíneas por oponerse al acuerdo, fue reemplazado por Gerardo Díaz Ferran, dos meses después la empresa se comprometió a realizar nuevas inversiones e incrementar la flota de aviones.

En 2006 las reservas alcanzaron los 32.000 millones de dólares y terminó su mandato con cerca de 50.000, Kirchner había asumido con 14.000, la pobreza se encontraba en 26,9% reducida casi a la mitad, y la desocupación había bajado drásticamente al 8,7 % pudiendo cumplir la promesa electoral de bajarla a un dígito.

Todos los indicadores del gobierno de Kirchner son muy contundentes, entre 2003 y 2008 la desocupación bajó drásticamente por la creación de 1.800.000 puestos de trabajo, la tasa de empleo no registrado bajó del 49 al 37%, el salario real entre 2003 y 2007 se incrementó en un 34 %, la cobertura previsional subió del 68 al 84%.

La indigencia bajó del 27,8% en mayo de 2003, al 2,8% en 2011, según Artemio López eso significaba: “… que se eliminó el riesgo alimentario de más de diez millones de ciudadanos, Cuatro millones eran menores de 15 años”. (3)

Las exportaciones crecieron durante su mandato de 30.000 millones de dólares a 72.000, las jubilaciones que estaban congeladas subieron un 360 % y creció de manera sustancial la obra pública del 1,2% al 3,4 % del PBI.

Hasta ese momento nadie cuestionaba las cifras del INDEC, prácticamente todos los indicadores eran favorables, salvo el de la inflación que era difícil de controlar en medio de una expansión generalizada de la producción y el consumo.

EL 1° de febrero de 2007 fue reemplazada la directora de Índice de Precios al Consumidor del INDEC Graciela Bevacqua por Beatriz Paglieri, que se desempeñaba como subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Economía que en ese momento estaba a cargo de Felisa Miceli.

El INDEC dependía de la secretaría de Comercio a cargo de Guillermo Moreno, que estaba en el gobierno desde el 2003 pero antes al frente de la secretaría de Comunicaciones, los medios emprendieron una campaña de demonización contra él porque se lo consideraba que hostigaba a los empresarios para que no subieran los precios, ya que desde mediados de 2006 se producía un incremento en los productos de primera necesidad.

Cuando la oposición y los medios comenzaron a cuestionar los índices del INDEC, el pensamiento de Kirchner fue “vienen por el bolsillo de los argentinos”, los empresarios no querían ser controlados, en particular los dueños de los supermercados y aquellos sectores de la producción que tienen una posición dominante.

Sobre la modificación de la forma de medir la inflación el principal perjudicado terminó siendo el gobierno porque a partir de ahí cualquiera, sin los recursos para hacerlo, calculaba su propio índice y todas las cifras del INDEC fueron puestas en dudas, cuando la mayoría de ellas mostraban claramente una mejora en la situación de la economía.

Pero a pesar que la oposición exageraba con respecto de la inflación, la misma no era un problema grave porque el incremento de los salarios era superior, mejorando el nivel de vida de los trabajadores, además, cuando menor fuera la inflación menos debía pagar el país por los intereses de la deuda externa.

Había sectores que tenían bonos atados a la inflación y pretendían que la inflación fuera mayor y por lo tanto su crítica no era desinteresada, pero hubo muchos otros que escuchaban el lamento de los medios y pensaban que el gobierno les mentía, aunque eso no le significara ningún perjuicio para su estándar de vida, pero esto permitió que se produjera un festival de expertos en inflación que daban sus propias cifras sin ningún criterio científico.

El periodista Mario Wainfeld comenta que mantuvo una charla con Kirchner sobre la cantidad de aires acondicionados que se habían vendido en un año, el presidente se mostraba muy entusiasmado porque lo alegraba que muchos de esos aparatos habían sido comprados por personas de bajos recursos y remarcaba que seguían pagando facturas de luz accesibles que también era un política deliberada de su gobierno, resultaba alentador tener un presidente que se alegraba porque los más pobres mejoraban su nivel de vida.

El 27 de noviembre de 2005 Roberto Lavagna fue reemplazado en el Ministerio de Economía por Felisa Micheli, las discrepancias con Kirchner se centraban en que Lavagna quería enfriar la economía para frenar la inflación mientras que el presidente pretendía que continuara el incremento en el consumo de los argentinos.

Además, el ministro comenzó a realizar algunos cuestionamientos a De Vido por la obra pública, pero también hubo una causa política cuando Lavagna se declaró prescindente en las elecciones de medio término del 2005 en la disputa en la provincia entre Chiche y Cristina, Lavagna tenía mayores coincidencias con Duhalde que con Kirchner.

Los medios de comunicación y la oposición le hicieron fama al kirchnerismo de repartir planes a troche y moche, sin embargo, la decisión era que esos beneficiarios regresaran al trabajo, así fue que 120.000 personas que recibían planes sociales se reintegraron al trabajo, en tanto que el Plan “Manos a la Obra” consistió en 7000 emprendimientos productivos que incluían a 147.000 microemprendedores a los que se le hacía entrega de herramientas.

Así como Kirchner promovió múltiples reuniones con los movimientos sociales y con el sindicalismo obrero y llegó a acuerdos con ellos, no concurrió a la exposición de la Sociedad Rural ni al Coloquio de IDEA.

Se enfrentó con los grupos económicos poderosos porque según su criterio actuaban así: “Cuando me encuentro con los grupos concentrados de la economía, lo que encuentro es que son sectores que dicen: ‘Si me das lo mío, podés hacer de este país cualquier cosa. Ahora, si no me das lo mío, hago todo el lobby posible para impedir la gobernabilidad’”. (4)

Precisamente por no consultarlos ni por seguir sus propuestas, que para otros gobiernos eran órdenes, estos grupos le hicieron fama de autoritario y de tomar decisiones inconsultas.

El kirchnerismo debió hacer frente a cinco corridas cambiarias producidas por el capital financiero internacional y sus socios internos dedicados a la exportación para que devalúe, la primera fue entre julio y octubre de 2007, justo antes de la elección y le costó al país 7.100 millones dólares, las otras cuatro las debió afrontar Cristina Fernández de Kirchner durante sus dos mandatos.

La periodista Sandra Russo realizó una adecuada síntesis de los resultados de las políticas económicas adoptadas en ese gobierno: “Esto es, a trazos gruesos, un modelo de país inclusivo, desendeudado externamente, política y económicamente soberano, dispuesto a saldar la deuda interna con los sectores populares, gestor de un Estado activo en los sectores estratégicos, portador de una autoestima que haría completamente impensable, por concepción ideológica, aquella propaganda de la dictadura en la que instaba a no comprar nada de industria nacional , y se mostraba como las sillas argentinas se rompían al sentarse. Los argentinos éramos antes como esas sillas: nos creíamos de mala calidad”. (5)

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(1) Néstor el presidente militante. Gabriel Pandolfo. Aguilar 2011. Pags. 194 y 195

(2) Idem Pag. 171
(3) Kamikazes. Los mejores peores años de la Argentina Reynaldo Sietecase. Aguilar. 2012. Pag. 210
(4) Néstor el presidente militante. Gabriel Pandolfo. Aguilar 2011. Pag. 192
(5) Fuerza propia. La Cámpora por dentro. Sandra Russo. Debate. 2014. Pag. 15

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