El Forjista

La mala praxis de Nelson Castro

 

Mala praxis del periodismo y mala praxis de la medicina es lo caracteriza a este representante de los medios concentrados que ha perdido cualquier vestigio de objetividad y que se dedica a injuriar a quieres no comulgan con su visión neoliberal.

Casi podríamos definir un nuevo teorema que se podría enunciar de la siguiente manera: quienes más se quejan de la supuesta tendencia a la confrontación del kirchnerismo hacen gala de una desmesurada agresividad en la defensa de los intereses económicos de sus patrones (a cambio de un sueldo suculento).

Habría que recordale a Nelson Castro sus propias palabras: “La sociedad está atravesada por un germen de intolerancia inquietante al que hay que prestarle atención.” Que sin embargo no está dispuesto a poner en práctica él mismo.

Las recientes declaraciones de Castro ofensivas hacia la investidura presidencial señalaban: “"Sus médicos están muy preocupados por su estado emocional. Se preocuparon el domingo por la noche, el lunes, el martes y hoy. Sépalo, sea consciente, escúchelos. Es importante que su salud emocional sea perfecta".

Según Castro la presidenta de los argentinos estaría padeciendo del Síndrome de Hubris enfermedad que por otra parte no es reconocida por la Asociación Psicoanalítica Argentina ni por la Organización Mundial de la Salud.

Pero Nelson Castro hace tiempo que viene insistiendo en los problemas de salud de la presidenta, incluso dudando que estuviera en condiciones para presentarse en el 2011 a una nueva elecección.

El 14 de mayo de 2011 decía: “Tres fuentes coinciden en el mismo relato: desde el punto de vista emocional, la última semana no fue buena para Cristina Fernández de Kirchner.”

El 4 de junio de 2011 afirmaba: “El funcionario, perteneciente al excluyente círculo de la Presidenta, se sinceró sin vueltas ante un grupo de empresarios que lo escuchaban con atención: “Cristina está destruida. Todo le está costando mucho más de lo esperado. No creemos que se vaya a recuperar del duelo en el corto plazo”.”

Y el 25 de junio del mismo año insistía: “En cuanto a la información de sus problemas de salud –aburren con eso, dijo– la jefa de Estado estuvo en lo cierto en que la reiteración de una información genera aburrimiento; lo que no dijo, en cambio, es que esas informaciones han sido el reflejo de una realidad que se ha repetido –sus cuadros de hipotensión crónica que la obligaron a suspender sus labores diarias y a cancelar importantes viajes al exterior– y que ha preocupado no sólo a su entorno político, sino también a sus hijos.”

Obviamente la intención era mostrar una Cristina que no pudiera presentarse a la reelección lo que hubiera puesto muy felices a los patrones de Nelson Castro.

Lo que siempre llama la atención y producen serias dudas son las fuentes de Castro, precisamente él forma parte del grupo de periodistas corporativos  que se quejan que el gobierno no atiende a la prensa por eso resulta extraño que sus fuentes, a las que nunca nombra, sean funcionarios kirchneristas dispuestos a congraciarse con el empleado de Magnetto.

Mucho menos posible resulta que los médicos de la presidenta, estén dispuestos a romper sus juramentos hipocráticos para informarle a Castro los padecimientos de su paciente. En líneas generales los presidentes suelen recurrir a médicos de su confianza que difícilmente estén dispuesto a un acto de deslealtad.

Descartado lo anterior, cabe preguntarse si Nelson Castro ahora diagnostica  por televisión por lo que estaríamos ante una revolución en la medicina, y tal vez próximamente, nos anuncie  cual manosanta, que también puede curar a sus televidentes.

Pero lo que tal vez muchos de los televidentes no recuerden es que el doctor efectuó el mismo diagnóstico sobre Kirchner y Hugo Chávez, es decir esta enfermedad la contraerían todos aquellos que se enfrentan a los medios dominantes, la mala praxis del doctor  consiste en utilizar la medicina para descalificar a quienes osen enfrentar el poder de la corporaciones.

Es sin duda una nueva herramienta de la antipolítica una nueva forma de descalificación de aquellos que intentan representar a los sectores populares, este ataque de Nelson Castro se inscribe en la campaña de desestabilización del grupo Clarín.

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