El Forjista
Menem: ¿olvido y perdón?
Por Fernando Pino Solanas
Nota aparecida en el diario Pagina 12 el 23 de diciembre
de 2005
¿La sociedad permitiría que Jorge Rafael Videla asumiera como senador
de la Nación? Seguramente no, porque una gran movilización social
lo hubiera impedido. La paradoja es que otro ex presidente, responsable
de tantas o más muertes que aquél y con varias causas penales en curso,
logró que la Comisión de Asuntos de Constitucionales del Senado que
preside Cristina Fernández de Kirchner aprobara su mandato. Carlos
Saúl Menem, el símbolo y paradigma del saqueo en la Argentina, pudo
prestar juramento en el Senado sin una seria oposición en la Justicia
y sin ninguna movilización en su contra: como si el silencio fuera
una forma de aceptación o perdón. Tampoco se escucharon voces de protesta
en la Cámara de Diputados, donde se desarrolló una correcta acción
para impedir que asumiera el ex comisario torturador Patti. ¿Cómo
fue posible que el hombre que huyó de las elecciones de 2003 y hasta
hace pocos meses pedía refugio en Chile acosado por los reclamos de
la Justicia argentina pudiera regresar y que las causas penales se
durmieran permitiéndole ser electo senador para gozar de inmunidad
parlamentaria hasta que los procesos caduquen? ¿De qué forma fue cambiando
su imagen mediática por la de un anciano pintoresco complicado por
asuntos conyugales, hasta lograr esta suerte de olvido y perdón? ¿Qué
hizo que el asombro o la indignación no se manifestaran en la calle?
¿Dónde quedó el reclamo masivo que se vayan todos?
Se dirá que Menem y sus cómplices no fueron iguales a los jefes del
terrorismo de Estado, ni los únicos responsables, en tanto meros ejecutores
de un plan concebido por grandes corporaciones y organismos internacionales.
El terror represivo fue reemplazado en democracia por una violencia
cotidiana y silenciosa que mata a largo plazo. Menem, junto a otros
como Cavallo, Juan José Llach, Roque Fernández, Fernando de la Rúa,
José Luis Machinea y también los Camdessus, Ficher, Krueger y Rato,
deberán ser juzgados por crímenes de lesa humanidad en tiempos de
paz. Ellos diseñaron y/o ejecutaron políticas de ajuste que terminaron
ocasionando decenas de miles de muertes por desnutrición y enfermedades
curables, como dan cuenta las estadísticas oficiales. Más muertos
que todas las víctimas del terrorismo de Estado y la guerra de Malvinas:
un genocidio social del que la sociedad y los medios no se hicieron
eco.
En Carlos Saúl Menem se concentran, además, tantos delitos contra
la Nación que puede ser juzgado como uno de los infames traidores
a la Patria de acuerdo con la Constitución Nacional (art. 29
y 119) y al Código Penal (art. 214 y 215), como expone la denuncia
que presentamos ante el procurador General de la Nación, con Bernardo
Alberte h., Norberto Galazo, Ana Lorenzo y otros ciudadanos. Recordemos
que, entre otras acciones, Menem multiplicó varias veces la deuda
externa soslayando al Congreso Nacional; destruyó un patrimonio público
acumulado por generaciones de argentinos; remató sin tasación ni balance
y a la quinta parte de su valor real los yacimientos hidrocarburíferos
y las empresas de servicios públicos. Fue quien cedió tierras, lagos,
usinas, caminos, puertos, la flota mercante y la mayor fábrica de
aviones del Hemisferio Sur. Destruyó el más extenso sistema ferroviario
del continente, que fabricaba rieles, vagones y locomotoras, iniciando
la mayor ola de quebrantos, despidos y pobreza de la historia nacional
que culminara con la extranjerización de la economía. Conculcó derechos
sociales adquiridos destruyendo el sistema jubilatorio; entorpeció
la investigación del atentado a la AMIA; constituyó una asociación
ilícita con sus ministros para otorgarse sobresueldos y ejecutar acciones
mafiosas como el contrabando de armas a Croacia y Ecuador y la voladura
de la fábrica de armas de Río Tercero con cientos de víctimas inocentes.
Es posible seguir enumerando la historia de su impunidad: ¿cuántos
asesinatos y falsos suicidios ligados a los accionares ilícitos del
menemato quedaron sin condena?; ¿quién indemnizará a las víctimas
sociales de sus planes de ajuste?
La violación de los derechos sociales es también una forma de la violación
de los derechos humanos. ¿Puede haber olvido o perdón frente a tantos
ultrajes? Si estos actos no son gravísimos delitos contra el pueblo
y la Nación, ¿cuáles otros hubieran hecho falta para hacer intervenir
a los ministros de Justicia, procuradores y fiscales, para impedir
que Carlos Menem llegara a senador? Si una sociedad no es capaz de
juzgar los delitos contra el Estado y su patrimonio, ¿puede reconstruirse
una conciencia ciudadana solidaria que sea custodia de una administración
transparente de los bienes públicos? Se ha bajado con firmeza el retrato
de Videla y las leyes de impunidad fueron anuladas, pero la imagen
de Menem sigue en la pared: las mafias de la patria financiera y contratista
continúan sobreviviendo a los gobiernos y no hay señales de que se
pretenda investigar el saqueo del patrimonio público. ¿Cuántas movilizaciones
harán falta para que los argentinos podamos juzgar a los responsables
de la más perversa agresión en democracia? ¿Cuánto más deberemos soportar
la impunidad y vergüenza que, otra vez, expresa el Senado de la Nación?
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