El Forjista

Biografía de Domingo Faustino Sarmiento

Sarmiento, el prócer de la oligarquía

Capítulo 17 – El retorno al país y la batalla de Caseros

 

El 1° de mayo de 1851 se produjo el pronunciamiento de Urquiza, el 18 de septiembre asumió la presidencia de Chile su amigo Montt, pero Sarmiento ya había tomado la decisión de regresar al Plata, el 2 de noviembre llegó a Montevideo.

No perdió tiempo y marchó hacia Entre Ríos a entrevistarse con Urquiza, en esa primera reunión el sanjuanino fue prácticamente el único que habló, luego del encuentro un secretario del general le comunicó que Urquiza no veía con buenos ojos que no llevara el cintillo rojo que era el símbolo del federalismo y que utilizaban tanto los partidarios de Rosas como los del entrerriano.

Volvió al otro día para entrevistarse nuevamente con el general sin el cintillo rojo, esta vez Urquiza fue más locuaz y le comunicó que luego de vencer a Rosas se retiraría a la vida privada, pero Sarmiento le advirtió que seguramente el triunfo le impondría nuevas responsabilidades que le serían muy difícil eludirlas.

Por la noche recibe una nueva advertencia por no utilizar el cintillo lo cual no le pasaba desapercibido al entrerriano. Al otro día se realizó la tercera y última entrevista donde le ofreció sus servicios a Urquiza, éste aceptó nombrándolo encargado del boletín del ejército y responsable de la imprenta que debía acompañar la marcha de las tropas.

Luego de aceptar regresó a Montevideo, Urquiza no le dio ningún encargo militar sin embargo como él se consideraba con capacidad en ese terreno se avocó a estudiar y diseñar la campaña contra Rosas, para lo cual recurrió a Paunero que había sido designado Jefe del Estado Mayor.

En Montevideo su puso a las órdenes del coronel Lezica y emprendió la tarea de conseguir una imprenta para emitir los comunicados del ejército, Sarmiento se encaminó de regreso a su patria con la imprenta y con los obreros necesarios para ponerla en funcionamiento, se embarcó para Colonia donde se encontraba la escuadra brasilera, desde esa ciudad pasó a la entrerriana Diamante.

Cuando todos los detalles estuvieron listos se puso en movimiento el Ejército Grande, en tanto Sarmiento se dirigió con la imprenta a la ciudad de Rosario, ni bien llegó se trasladó al cuartel de Urquiza para mostrarle los boletines que había redactado dejando conforme al General.

Durante la campaña redactó 24 boletines, algunos de ellos tenían una clara intención propagandística pues no se compadecían con la realidad, por ejemplo cuando intentaba mostrar la adhesión de la población  a ese ejército que estaba conformado por gran cantidad de extranjeros. También se propuso demostrar que Rosas vivía rodeado del mayor de los lujos, cuando en general era bastante austero a pesar de contar con gran cantidad de medios económicos.

El combate de Caseros fue corto porque las tropas rosistas se desbandaron, el peso de la batalla cayó sobre orientales y brasileros, las tropas entrerrianas prácticamente no combatieron.

Sarmiento llegó a reconocer en varias oportunidades que muchas de las historias contadas por él fueron meros inventos, sobre estos boletines escribió con total desparpajo y cinismo que “la batalla para el público, puede leerse en el boletín número 26, novela muy interesante que tuvimos el honor de componer Mitre y yo”.  Así se escribió nuestra historia, precisamente esos dos personajes fueron los principales responsables de presentar  a las generaciones futuras una versión absolutamente distorsionada.

Mitre también colaboró para engrandecer la figura de Sarmiento al mostrarlo peleando valientemente junto a las tropas orientales, él mismo también se presenta en sus memorias exagerando su participación en el combate al punto de enfrentar con sable en mano, nada menos, que a la artillería enemiga.

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